El rastafari político: César Hank y el PES
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Redacción: Guicel Garrido

César Hank, líder estatal del PES en Baja California, es un político que rompe el molde. Heredero de una dinastía política, combina su activismo cannábico y la filosofía rastafari con un rol central como principal opositor a Morena en la entidad.
Un elemento visual define la política reciente en Baja California: el turbante morado de César Eduardo Hank Inzunza. El líder del Partido Encuentro Solidario (PES), heredero de una histórica familia política, no es solo un opositor; es un político que ha inyectado el espíritu de la resistencia rastafari y la contracultura directamente en el ámbito electoral, redefiniendo el molde del liderazgo tradicional.
La ideología de Hank se moldea en la filosofía del movimiento etíope, la misma que inspira su vestimenta sencilla y su distanciamiento consciente de la pompa política tradicional. Para Hank, la política es una extensión natural de su activismo: un compromiso con la justicia social, la protesta y la inclusión. Esta perspectiva se manifiesta en su rol como activista cannábico y en su música, donde el reggae y la influencia de bandas como Grateful Dead cimentaron un discurso de denuncia social que ha mantenido por más de dos décadas. Hank ha insistido en que su “arte del mago”, la fusión de ser político, músico y rastafari,es su mejor herramienta para representar a los sectores que históricamente no han tenido voz en la esfera pública.
Hank definió su rol como el de un “político-músico-rastafari”, utilizando su plataforma para dar voz a gremios históricamente marginados. Sus acciones políticas en el periodo 2021-2024 estuvieron guiadas por esta bandera social, enfocándose en la defensa de los derechos humanos como el núcleo de la agenda del PES en la entidad. Además, criticó a la oposición tradicional (PRI, PAN, PRD), señalando que su alianza y falta de credibilidad habían abierto el espacio para que una fuerza con una base ideológica clara, como el PES, se afianzara.
Esta filosofía chocó frontalmente con el discurso oficialista. Hank fue uno de los críticos más vocales de la administración federal, acusándola de ser un “conservador anticonservador” que traicionó los ideales progresistas. Como ejemplo palpable, señaló el recorte drástico al presupuesto cultural en Baja California, que pasó de millones a cero, una acción que consideró el opuesto exacto a la promesa de evolución cultural que la 4T había proclamado.
Tras la elección de 2024, el legado de Hank en la oposición no es solo el crecimiento del PES, sino la demostración de que la política mexicana tiene espacio para liderazgos que provienen de la contracultura y las minorías. Su figura ha obligado a reevaluar si un líder político debe ajustarse a un molde tradicional, o si puede liderar con una barba indomable, un turbante y una agenda de resistencia social.







