El impacto del reggae y el rastafarianismo en la política jamaiquina
- RootsLand

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Redacción: Regina De Quevedo

En Jamaica, en los años 70 solo se escuchaba reggae, se vivía reggae y era más que solo música. Era un símbolo de protesta, identidad, resistencia y esperanza. El reggae se convirtió en la banda sonora de los mítines a favor de Michael Manley, líder del Partido Nacional del Pueblo (PNP) y figura clave en la historia moderna del país. Con una actitud carismática e ideas de corte socialista, logró conectar con las clases trabajadoras y los sectores más humildes del país.
En sus actos políticos no solo sonaban jingles, sonaban los tambores de Nyabinghi, bajos pesados, letras con mensaje y una energía única que solo el reggae podría lograr. No fue casualidad que en su campaña de 1972 utilizara canciones como “Better Must Come” de Delroy Wilson, que se convirtió en un himno de esperanza para miles de jamaicanos. Durante su campaña, Manley y su oponente Edward Seaga, apelaron a los rastafaris y al movimiento de votantes del poder negro jamaicano utilizando música de artistas de reggae y adoptando principios y símbolos rasta para lograr votos.
En ese momento, el movimiento rastafari también comenzaba a crecer y encontraba el reggae como su principal forma de expresión. Artistas como Bob Marley, Peter Tosh y Burning Spear no solo creaban música, predicaban. Y lo que decían en sus letras era muy parecido a lo que Michael Manley decía en sus discursos. No todos los músicos apoyaban a Manley, pero muchos vieron en él a alguien que comprendía y respetaba el sufrimiento y la lucha del pueblo.
El 22 de abril de 1978 fue el día que el reggae unió a enemigos y sucedió algo histórico: en medio de una crisis de violencia política, Bob Marley organizó el One Love Peace Concert. Frente a miles de personas, subió al escenario a Michael Manley (PNP) y a su rival Edward Seaga (JLP) y les hizo darse la mano. Este acto se convirtió en un gesto simbólico y grabado por siempre en la historia, ya que el reggae no solo acompañó la política, la moldeó.
Actualmente, el reggae y el rastafarianismo siguen siendo una herramienta que se convirtió en una voz fuerte que exigía reformas en la isla y lograba concientizar sobre los problemas internacionales. Hasta el día de hoy, los artistas de reggae siguen enfocados en generar consciencia y lograr una revolución pacífica, creando letras sobre las condiciones sociales, económicas y políticas de Jamaica.







