En los últimos años, el cannabis ha pasado de ser una sustancia estigmatizada a una planta reconocida por sus múltiples usos industriales, recreativos y médicos. Los medicamentos a base de cannabis han demostrado ser eficaces en el tratamiento de varias afecciones, como la esclerosis múltiple y el dolor crónico. Sin embargo, una área que ha recibido relativamente poca atención es el potencial del cannabis para provocar reacciones de hipersensibilidad, incluyendo alergias mediadas por IgE.
La primera vez que se reportó un caso de alergia al cannabis fue en 1971. Desde entonces, la investigación sobre este tema ha sido limitada. Recientemente, una encuesta entre alergólogos reveló que un 43.1% de ellos habían atendido a pacientes con sospecha de alergia al cannabis. Además, en un estudio, un 2.5% de los consumidores no actuales de cannabis reportaron ser alérgicos a esta planta. Estos datos subrayan la necesidad urgente de directrices claras para el diagnóstico y tratamiento de la hipersensibilidad al cannabis, las cuales actualmente no existen.
El Cannabis sativa contiene varios alérgenos identificados, siendo la proteína transportadora de lípidos no específica (nsLTP) Can s 3 uno de los más relevantes debido a su capacidad de causar reacciones cruzadas con otros alérgenos de frutas y vegetales. Esta proteína, resistente a la digestión proteolítica y al procesamiento térmico, puede sensibilizar a las personas a través de la piel, el tracto gastrointestinal o por inhalación. Este hecho abre una gama de posibilidades para las reacciones alérgicas, desde la sensibilización asintomática hasta reacciones sistémicas graves como la anafilaxia.
Otro aspecto relevante es el riesgo laboral que genera la exposición al polen y otros derivados del cannabis, que puede causar síntomas respiratorios y cutáneos en trabajadores de la industria del cannabis. Estudios han demostrado que la exposición al polen de cannabis puede ser particularmente intensa y prolongada en áreas de cultivo. Además, el contacto con el cannabis en el lugar de trabajo puede resultar en una alta prevalencia de síntomas relacionados con la alergia, subrayando la necesidad de implementar medidas de seguridad adecuadas para proteger a estos trabajadores.
El diagnóstico de la alergia al cannabis es actualmente un desafío debido a la falta de pruebas estandarizadas y regulaciones legales que limitan el uso de muestras de marihuana en el diagnóstico clínico. Sin embargo, se han desarrollado algunas pruebas prometedoras, como la IgE específica para el cannabis y pruebas de provocación bronquial. No obstante, se necesita más investigación para validar estas pruebas y desarrollar nuevos métodos que permitan un diagnóstico más preciso y efectivo.
El sistema endocannabinoide humano juega un papel crucial en la regulación de varios procesos fisiológicos, incluyendo la inflamación. Mientras que algunos componentes del cannabis, como el THC, tienen un efecto inmunosupresor, otros como el CBD han demostrado propiedades antiinflamatorias. Sin embargo, el impacto exacto del cannabis en las respuestas inflamatorias sigue siendo un tema de debate y requiere más investigación para comprender mejor sus efectos en el sistema inmunológico.
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