CBD y autismo: un posible aliado terapéutico que empieza a dar señales esperanzadoras
- RootsLand
- 6 may
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Redacción: Amairany Ramírez

El cannabidiol, mejor conocido como CBD, sigue dando de qué hablar en el mundo de la medicina, ahora por su posible efecto positivo en el tratamiento del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Aunque no es la primera vez que se estudia este compuesto derivado del cannabis, recientes hallazgos presentados en el Congreso Europeo de Psiquiatría, realizado en Madrid, han encendido nuevas luces sobre su uso potencial en niños con esta condición.
A diferencia del tetrahidrocannabinol (THC), el componente más famoso de la planta de cannabis por sus efectos psicoactivos, el CBD no produce alteraciones en la percepción ni genera “colocón”. En cambio, sí ha mostrado posibles propiedades terapéuticas en áreas como la ansiedad, el dolor y los trastornos del sueño. Ahora, se suma a esta lista su posible eficacia en casos de autismo infantil.
La investigación fue dirigida por la doctora Lara Branco, psiquiatra de la Universidad de São Paulo, y consistió en el análisis de tres estudios clínicos previos con un total de 276 niños, con una edad promedio de 10 años. A todos se les administraron extractos de CBD bajo supervisión médica, con el objetivo de observar cambios en su comportamiento social, niveles de ansiedad y otras conductas relacionadas con el TEA.
Los resultados fueron prometedores. Los investigadores reportaron una mejora notable en la respuesta social, así como una reducción en los comportamientos disruptivos y los niveles de ansiedad. También se observaron indicios de mejora en la calidad del sueño, aunque ese hallazgo aún no tiene la suficiente base estadística como para considerarse concluyente.
El estudio fue bien recibido por la comunidad médica. El doctor Geert Dom, presidente de la Asociación Europea de Psiquiatría, declaró que los hallazgos “son alentadores” y podrían significar un cambio de rumbo en la forma de tratar ciertos síntomas del autismo. Sin embargo, ambos expertos coincidieron en que todavía es pronto para recomendar el CBD como tratamiento oficial.
El siguiente paso será llevar a cabo ensayos clínicos más grandes, con una duración más prolongada y mejor controlados, para evaluar los efectos del CBD a largo plazo y descartar posibles efectos secundarios. También será clave estudiar si su efectividad puede variar según el tipo de autismo o la edad del paciente.
Por ahora, el uso de CBD en el tratamiento del autismo sigue siendo experimental y debe hacerse bajo supervisión médica estricta. Pero los resultados presentados en Madrid son una muestra de que la ciencia no detiene su búsqueda de alternativas más seguras, eficaces y humanas para atender los desafíos que enfrentan miles de familias todos los días.