Redactor: Sam Torne
El consumo de cannabis y sus efectos a largo plazo en la estructura y función cerebral han sido un área de interés creciente, especialmente tras la legalización de la marihuana en múltiples países para fines medicinales y recreativos. Sin embargo, un reciente estudio publicado en BMJ Mental Health sugiere que las observadas alteraciones cerebrales en los usuarios de cannabis a lo largo de su vida podrían no tener una relación causal directa con el consumo de esta sustancia, sino ser consecuencia de otros factores. Este hallazgo abre un debate sobre cómo interpretar los cambios en el cerebro de usuarios crónicos y destaca la necesidad de investigaciones adicionales para comprender el impacto total de la marihuana en la salud mental y neurocognitiva de sus usuarios.
Investigadores de la Universidad de Los Andes en Colombia utilizaron datos de 15,896 personas, recolectados por el Biobanco del Reino Unido, para analizar los efectos a largo plazo del consumo de cannabis en el cerebro. Los participantes fueron divididos en dos grupos: consumidores de cannabis y no consumidores, con subcategorías para usuarios ocasionales y frecuentes. Utilizando imágenes de resonancia magnética (IRM) y la técnica de aleatorización mendeliana, una metodología genética que busca discernir relaciones causales, los investigadores esperaban confirmar si el uso de cannabis estaba directamente vinculado a los cambios observados en la materia blanca y otras áreas críticas del cerebro.
Los resultados mostraron que los consumidores de cannabis tenían menor integridad en la materia blanca, en particular en el cuerpo calloso, lo que podría afectar la comunicación entre los hemisferios cerebrales y, en última instancia, el rendimiento cognitivo. Además, presentaban una conectividad reducida en la red neuronal por defecto, una región involucrada en la introspección y el pensamiento creativo. Sin embargo, la aleatorización mendeliana no encontró evidencia de una relación causal, sugiriendo que otros factores, como el ambiente social o el estilo de vida, podrían ser los responsables de estos cambios.
Diferencias de género y limitaciones del estudio.
Un aspecto interesante de la investigación es que los efectos del cannabis parecen variar según el sexo. Los hombres mostraron mayor alteración en la conectividad funcional, mientras que las mujeres evidenciaron cambios en la integridad de la materia blanca. Estas diferencias de género indican que el consumo de cannabis podría impactar de manera distinta en cada sexo, lo que complica aún más las generalizaciones sobre sus efectos neurocognitivos.
Los investigadores también señalaron algunas limitaciones en su estudio. La mayoría de los participantes eran adultos mayores y personas de ascendencia europea, lo que podría limitar la aplicabilidad de los resultados a poblaciones más jóvenes o de otras etnias. Además, el estudio dependió de los recuerdos de los participantes sobre su consumo de cannabis, lo cual introduce un margen de error. Así mismo, no se pudo controlar completamente por factores adicionales, como el consumo de otras sustancias o medicamentos, que podrían haber influido en los resultados.
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