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Australia avanza hacia un cannabis medicinal más integrado

Redacción: Andrea Zamora

Australia y cannabis

Una encuesta nacional muestra que gran parte de la ciudadanía australiana apoya que el cannabis terapéutico sea parte del sistema sanitario formal. Al mismo tiempo, crece el debate regulatorio sobre la calidad de los productos y el rol de la telemedicina. 

 

En Australia, el cannabis medicinal está cobrando terreno no solo entre pacientes y médicos, sino también en la opinión pública. Según una reciente encuesta encargada por la empresa de salud Montu y realizada por la consultora Online Research Unit, cerca del 64 % de los australianos mayores de edad respaldan que los tratamientos con cannabis formen parte del sistema de salud convencional.  

Este apoyo ciudadano representa un punto de inflexión cultural: para muchos encuestados, el cannabis terapéutico ya no es visto como algo marginal, sino como una alternativa válida respaldada por evidencia médica, especialmente en casos donde otros tratamientos no han sido eficaces.  Además, un 66 % considera que su médico sabe cómo utilizar estos tratamientos para condiciones específicas.  

Otro hallazgo importante del estudio es la fuerte confianza en la telemedicina como vía para acceder a terapias con cannabis. El 93,8 % cree que esta modalidad mejora el acceso clínico para personas en zonas rurales, mientras que un 75 % opina que facilitan la atención médica sin importar la ubicación geográfica.  Este modelo, según ejecutivos de la industria, permitiría una relación más flexible entre el paciente y su tratamiento, con consultas remotas, entregas en domicilio de medicamentos y un manejo más autónomo del régimen terapéutico.  

Sin embargo, el crecimiento no está exento de tensión. La Therapeutic Goods Administration (TGA) del gobierno australiano ha lanzado una consulta pública (abierta entre agosto y octubre de 2025) para revisar cómo regular los productos cannábicos no aprobados clínicamente, especialmente los que tienen altos niveles de THC.  

Desde el sector médico también suenan las alarmas: la Australian Medical Association (AMA) ha pedido una regulación más estricta. En una carta al ministro de Salud, señala preocupaciones por prácticas de prescripción poco claras en clínicas que dependen de la telemedicina y por el alto volumen de recetas emitidas sin el debido rigor clínico.  

Australia vive un momento clave en su política cannábica: la opinión pública está más abierta que nunca, pero los reguladores y la comunidad médica reclaman un equilibrio entre acceso, control y seguridad. El reto ahora es convertir ese respaldo ciudadano en un marco regulatorio sólido que garantice calidad, equidad y responsabilidad. 

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