“The Harder They Come”: un clásico del reggae brilla como musical en el teatro londinense
- RootsLand

- 25 sept
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Redacción: Fer Valdep

La legendaria película jamaicana de 1972 ha vuelto a la vida en el Theatre Royal Stratford East de Londres, reencarnada en un musical que funciona como un torpedo: logra ser a la vez eléctrico, dulce, cómico, trágico y elegante. Esta producción, dirigida por Matthew Xia y con libreto de Suzan-Lori Parks, toma el material original y lo convierte en un espectáculo que respeta la raíz del filme, pero lo ensambla para el teatro con un enorme oficio.
La puesta en escena conserva el alma del filme: la lucha por la justicia, la protesta contra la desigualdad y el poder de la música como voz del pueblo. Todo ello se siente en cada número, reforzado por la incorporación de nuevas canciones que amplían el mundo emocional de los personajes. Por ejemplo, una balada que reimagina el cariño hacia Ivan se integra sin enturbiar los himnos que todos conocemos. Esa mezcla de lo viejo y lo nuevo le da al montaje textura y una sorpresa constante, elevando la experiencia a una celebración reggae con profundo trasfondo social.
Otro acierto claro de la adaptación es su extraordinario elenco. Natey Jones (Ivan) ofrece una presencia magnética (y regresa al papel tras otra encarnación reciente), mientras que Madeline Charlemagne encarna a Elsa con ternura y empuje. Destacan, además, apariciones memorables de Jason Pennycooke (el predicador), Thomas Vernal (Hilton) y Josie Benson (Daisy), entre otros. La química entre los intérpretes mantiene el latido del show y permite que los momentos cómicos y los más hondos fluyan con total credibilidad.
Técnicamente, la función flota y deslumbra: la escenografía versátil de Simon Kenny, los trajes de Jessica Cabassa, la dirección musical de Ashton Moore con una banda en vivo contundente, y la coreografía de Shelley Maxwell (que pasa de la liturgia coral a la danza de club con solvencia) elevan la puesta a un nivel casi cinematográfico. Cada elemento se ensambló para que la música no solo acompañe, sino que narre.
También hay puntos a matizar: el ritmo a veces se acelera tanto para dar espacio al espectáculo musical que los conflictos más íntimos quedan ligeramente comprimidos. Sin embargo, esa misma urgencia puede interpretarse como un reflejo de la ajetreada vida de Ivan —su ambición, sus atajos y su caída—, por lo que lo frenético termina siendo parte de la experiencia dramática.
En su conjunto, la adaptación refuerza el espíritu de protesta, justicia y poder para la gente que latía en el filme original. La figura de Ivan —un outsider que acaba convertido en figura folclórica— remite directamente al forajido real Rhyging, fuente de la leyenda que inspiró al personaje. Es, en suma, una celebración teatral del reggae que mantiene la mordida política del original y que funciona como un espectáculo de primer orden. La obra estará en cartel en el Stratford East hasta el 25 de octubre.







