Redacción: Guicel Garrido
“Libertad Sound System”, este es el nombre que lleva la experiencia musical jamaiquina que ha dado lugar a todo tipo de público: desde aficionados del género, hasta ravers veteranos de mil afters que se prestan para sentir el ritmo del reggae en cuerpo y mente. El proyecto del “altar parlante”, fue diseñado por Nacho Flotta y Dany Soria. Quienes se han encargado de ofrecer una combinación de melomanía, ingeniería de sonido y espíritu colectivo.
La idea del sello surgió después de un viaje que realizaron Flotta y Soria a la Isla del Tesoro. “Fue un golpe, vimos que esa cultura que conocíamos por fotos o en los discos era algo vivo. Y que, para mucha gente, esta era la forma de escuchar música. Ahí entendimos por qué las producciones jamaiquinas suenan con la profundidad con que suenan”, afirmó Nacho.
El recorrido de la pareja los llevo a sitios que ellos consideraban irreales, como el “Black Ark", el estudio de Lee Perry; “Rockers”, la famosa disquería en “Orange Street”; y “Tuff Gong”, el estudio y fábrica de vinilos de la familia Marley. “Vimos esos lugares que teníamos tan idealizados, y al final eran muy sencillos, como el estudio de Lee Perry, que está detrás del patio de su casa. Eso nos hizo pensar que podríamos hacer lo mismo acá. Ahí se cerró el círculo”, compartió Flotta.
Después de esta singular experiencia, la pareja decidió montar su propio sound system en Buenos Aires. El proceso fue más complejo de lo que podrían imaginar, desde comprar el equipo de audio y medir el rango de frecuencias para después fabricar los parlantes. “Tuvimos que aprender de todo, no sólo de audio: a trabajar con madera, a cablear, soldar, lijar”, dijo Day.
Pese a las complicaciones, “Libertad Sound System” logró sus objetivos y se convirtió en una experiencia añorada por todo aquel que visitara el lugar. El sound system que se encuentra ubicado en la República Federativa del Brasil, a metros de la Facultad de Derecho de la UBA y la estación del subte H Julieta Lanteri, ha logrado recaudar una audiencia de más de 400 personas que visitan el altar con el objetivo de bailar y disfrutar de los bajos profundos que les brinda este sistema creado en honor a una valiosa tradición jamaicana.
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