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“Red Red Wine”: el himno del reggae que nació lejos del reggae

“Red Red Wine”: el himno del reggae que nació lejos del reggae
“Red Red Wine”: el himno del reggae que nació lejos del reggae

Redacción: Ximena Zarahi Moreno Luna


La canción que UB40 convirtió en un clásico del reggae fue escrita originalmente como una balada soul en los años 60, demostrando cómo la música trasciende géneros, épocas y fronteras.

 

“Red Red Wine” es hoy una de las canciones más reconocibles del reggae-pop a nivel mundial. Su ritmo relajado, su bajo profundo y su tono nostálgico la convirtieron en un emblema sonoro de los años ochenta. Sin embargo, lo que pocos saben es que este éxito no nació dentro del reggae, ni fue concebido como tal. Su origen se encuentra décadas atrás, en un contexto musical completamente distinto.

 

La canción fue escrita y grabada por Neil Diamond en 1967, durante una etapa temprana de su carrera. En ese momento, Diamond se movía dentro del pop y el soul, con influencias del folk estadounidense. Su versión original de “Red Red Wine” es una balada lenta, íntima y melancólica, marcada por una instrumentación sencilla y una interpretación cargada de vulnerabilidad emocional. El vino rojo funciona como metáfora del desamor y la evasión, un recurso lírico clásico dentro de la música romántica de la época.

 

Durante años, la canción pasó relativamente desapercibida, sin convertirse en uno de los grandes éxitos del repertorio de Diamond. Fue hasta finales de los años sesenta cuando comenzó a circular en otros circuitos musicales, especialmente en comunidades caribeñas del Reino Unido, donde los sound systems jamaiquinos reinterpretaron la pieza bajo una nueva sensibilidad rítmica.

 

En 1969, el cantante Tony Tribe lanzó una versión reggae de “Red Red Wine” que tuvo buena recepción en Jamaica y en algunos sectores del Reino Unido. Esta adaptación fue clave para que la canción entrara definitivamente en el universo del reggae, aunque aún estaba lejos del fenómeno global que se produciría años después.

 

El punto de inflexión llegó en 1983, cuando la banda británica UB40 grabó su propia versión. Originarios de Birmingham, un contexto marcado por la migración caribeña, UB40 creció escuchando reggae, ska y dub como bandas sonoras de resistencia social y expresión comunitaria. Para ellos, reinterpretar “Red Red Wine” no fue un experimento casual, sino una apropiación cultural consciente.

 

La versión de UB40 transformó por completo la canción. El tempo se ralentizó, el bajo adquirió protagonismo y la voz se volvió más contenida, casi etérea. Además, incorporaron un “toasting” inspirado en el estilo de los DJs jamaicanos, elemento que terminó de consolidar su identidad reggae. Curiosamente, durante años muchos oyentes creyeron que se trataba de una canción tradicional jamaiquina o incluso una composición original del grupo.

 

El éxito fue inmediato y arrollador. “Red Red Wine” alcanzó el primer lugar en las listas del Reino Unido y de Estados Unidos, convirtiéndose en uno de los sencillos más vendidos de la década. Paradójicamente, Neil Diamond confesó que desconocía por completo la versión de UB40 hasta que la escuchó en la radio, sin reconocer inicialmente su propia composición.

 

Este caso ilustra de manera clara cómo la música no pertenece a un solo género ni a un solo momento histórico. “Red Red Wine” es un ejemplo de cómo una canción puede resignificar a través del tiempo, adaptarse a nuevas realidades culturales y adquirir sentidos distintos según quien la interprete.

 

Más allá de su éxito comercial, la canción representa un puente entre generaciones, estilos y contextos sociales. Del soul estadounidense de los años sesenta al reggae británico de los ochenta, su recorrido confirma que la música es un lenguaje vivo, en constante transformación.

 

Hoy, “Red Red Wine” sigue sonando en fiestas, estaciones de radio y plataformas digitales, recordando que algunos clásicos no nacen como lo que terminan siendo, sino que se construyen con el paso del tiempo y la creatividad colectiva.

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