El gran dilema del reggae: ¿pregrabación o vibración?
- RootsLand

- 28 ago
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Redacción: Guicel Garrido

El reggae se encuentra en una encrucijada. Con la creciente influencia de la tecnología en los escenarios, las pre grabaciones se han convertido en una herramienta común para muchas bandas y artistas del género. El uso de pistas de acompañamiento, coros y bases pregrabadas simplifica la producción de un show en vivo, reduce costos y, en teoría, eleva la calidad técnica del sonido. Sin embargo, esta conveniencia tecnológica plantea un dilema fundamental: ¿se puede replicar la energía y la vibración única que surge de la música creada en el momento?
La esencia del reggae reside en la conexión auténtica que se establece entre los músicos, el cantante y el público. Es una forma de arte que se nutre de la improvisación, de la interacción en tiempo real y de la emoción compartida. Esta experiencia colectiva es la base de su poder como lenguaje universal, capaz de conectar almas y culturas. Cuando una parte significativa del sonido proviene de pistas pregrabadas, se corre el riesgo de debilitar este vínculo ancestral y de perder esa autenticidad que ha caracterizado al género desde sus orígenes. La vibración no fluye de la misma manera si no es creada en el acto, y con esa pérdida, se desvanece una parte crucial de la experiencia.
Este cambio tecnológico nos obliga a cuestionar el verdadero significado de una actuación en vivo. El arte de crear música en tiempo real es el pulso vital de la humanidad, una práctica que ha acompañado a las personas a lo largo de la historia. Aunque la tecnología puede ofrecer una perfección técnica, no puede imitar la energía espontánea y el sentimiento que emana de un músico que se expresa en el momento. El desafío para el reggae, y para la música en general, no es si la tecnología puede replicar el sonido, sino si puede replicar el alma de la música.
En esta nueva era, la pregunta clave no es si la tecnología puede imitar la energía del "aquí y ahora", sino qué tipo de vibración queremos realmente compartir y recibir. Los artistas y el público deben decidir si la conveniencia y la perfección técnica superan la importancia de la autenticidad, la conexión humana y esa energía vital que solo la creación en vivo puede ofrecer. En un mundo dominado por la tecnología, el reggae se enfrenta a un desafío crucial: mantener viva su alma, una vibración a la vez.







