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SAPAC, la caja chica y el mega bloqueo en Cuernavaca


Agua para todos


Por Juan Carlos Valencia Vargas


Hace un año, el 8 de agosto de 2020 escribí: “En días recientes, la ciudad de Cuernavaca fue objeto de bloqueos en varios puntos de la ciudad… Vecinos de distintas colonias protestaban por la falta de agua… Y con razón, porque en todos los casos se han quedado sin abastecimiento por varias semanas…


Al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC) le urge una reingeniería. De otra forma, esta historia continuará. El SAPAC debe disminuir sus costos y aumentar sus ingresos. Aumentar su eficiencia es la única forma. A Cuernavaca no le falta agua; a Cuernavaca lo que le hace falta es una administración responsable.”


Un año después, Cuernavaca ha sido (otra vez y con mayor fuerza) rehén de los vecinos que en protesta por la falta de agua han bloqueado los accesos y salidas de la ciudad. En la última semana han trastornado el tránsito y la vida de los habitantes de ésta, la zona metropolitana mas importante de Morelos.


La causa, los cortes de energía que la CFE aplicó a 16 de los 80 pozos de la ciudad. Al menos así lo expresaron las autoridades del SAPAC y el alcalde de la ciudad, pero el corte del servicio por parte de la CFE no es la causa, sino la consecuencia de una administración poco transparente, ineficiente y corrupta del SAPAC.


El SAPAC ha dejado de pagar a la CFE (y a muchos otros proveedores) por la energía desde hace varios años, particularmente, las administraciones anterior y la actual. Hasta 2015, el SAPAC pagaba en promedio 8 millones de pesos mensuales, es decir, del orden de 96 millones de pesos al año, pero durante la pasada administración municipal esto fue bajando, de acuerdo con la información obtenida por Morelos Rinde Cuentas.


En 2016, el primer año, el SAPAC pagó 93 millones de pesos a la CFE; en 2017 pagó 59 millones de pesos y, en 2018, el último año de esa administración, sólo 25 millones de pesos. Esto es apenas la cuarta parte de lo que debería de pagar. Por eso su deuda creció enormemente.


Es cierto que heredó una deuda de administraciones anteriores, pero durante esa gestión en vez de disminuir creció. A principios del 2016, el SAPAC reportaba 209 millones de pesos en total de sus pasivos; para el final de la administración, los pasivos ascendían a 352 millones de pesos. Aumentaron en 143 millones.


Y la actual administración, en su primer año, creció los pasivos a 404 millones de pesos, y al cierre del 2020 reportó 445 millones de pesos. El adeudo más importante es con la CFE, por casi 270 millones de pesos. La deuda no disminuye y, por el contrario, sigue creciendo.


Por otra parte, la Reforma Energética clasificó a los organismos de agua entre los sistemas de media y alta tensión, por lo que la tarifa se incrementó significativamente. Si ya desde antes les costaba trabajo pagar la luz, ahora es doblemente complicado. Y para terminar de complicar el escenario, la pandemia ha provocado que muchos negocios, empresas y personas dejen de pagar, así que los ingresos del organismo han disminuido.


En conclusión, menos ingresos y tarifas altas de energía, con una deuda acumulada y en crecimiento provocaron que la CFE cortara el abastecimiento de energía a una gran cantidad de pozos, pero la solución no está en pedir clemencia a la CFE, sino en lograr una administración eficiente y que el SAPAC deje de ser la caja chica del Ayuntamiento.


En la Asociación Mexicana de Hidráulica hemos ofrecido nuestro apoyo; Morelos Rinde Cuentas ha hecho dos diagnósticos muy objetivos, con recomendaciones muy puntuales y certeras; el Banco Interamericano de Desarrollo ha financiado algunos estudios a través de los programas de la Conagua, que hay que retomar: la aplicación del estándar AQUARATING, el Plan de Desarrollo Integral (PDI), un programa de eficiencia electromecánica en los pozos y opciones de financiamiento para las inversiones necesarias, son algunas de las decisiones que urgen… y evaluar si conviene seguir manteniendo al SAPAC.

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