Reggae y dancehall en el Bronx: el legado cultural de Moodie’s Records en Nueva York
- RootsLand
- 26 sept
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Redacción: Daniela Paredes Rocha

Cuando se habla de reggae o dancehall en Estados Unidos, la mente suele ir a Brooklyn o Miami. Sin embargo, fue una tienda del Bronx, Moodie's Records, la que mantuvo en secreto los latidos de Jamaica en Nueva York. Fundada por el visionario Víctor “Moodie” Mowatt, no era solo un lugar de venta, sino un puente cultural y un vibrante punto de encuentro para artistas y selectores entre Jamaica y EE. UU.
Desde joven, Víctor Moodie Mowatt estuvo rodeado del ska, rocksteady y reggae. Esta música no era para él ruido de fondo, sino el alma de la gente, un relato vivo de opresión, alegría y resistencia.
Para la década de 1970, miles de jamaicanos emigraron a Nueva York, asentándose en gran número en el Bronx. Aunque el distrito ya vibraba con la salsa puertorriqueña, el funk afroamericano y los inicios del hip-hop, Mowatt identificó un vacío: la comunidad caribeña carecía de un espacio para acceder y celebrar su música, su identidad y su tierra natal.
Esa visión de Víctor Mowatt cristalizó en Moodie's Records, una modesta tienda de discos que se consolidó rápidamente como uno de los puestos culturales más importantes para el desarrollo del reggae y el dancehall en Estados Unidos.
En una época donde el vinilo y las cintas eran el único canal para las últimas producciones de Kingston, Moodie's Records operaba como el punto de distribución esencial. Moodie y su equipo no solo vendían discos, sino que también actuaban como curadores de la cultura, lo que les otorgó una autenticidad y relevancia que ninguna cadena comercial podía replicar.
Acceder a Moodie's Records significaba una inmersión inmediata en la cultura sonora de Jamaica:
Clásicos: Estantes repletos de vinilos de maestros del reggae como Dennis Brown, Gregory Isaacs y Burning Spear.
Innovación: Los ritmos más recientes del dancehall de sellos como King Jammy’s, Penthouse o Stone Love atronaban en las bocinas.
Cultura viva: Jóvenes del Bronx pasaban las horas hojeando portadas, absorbiendo la estética y la identidad jamaicana.
Moodie's Records se transformó rápidamente en la "sala de estar" de la diáspora jamaicana. Era el único lugar donde los veteranos debatían sobre cuál era la mejor edición de Studio One, los selectores regateaban por los vinilos más raros, y los jóvenes del Bronx conseguían por primera vez la música que definía la tierra natal de sus padres. Para los inmigrantes caribeños, era el nexo directo a su hogar.
Para la década de 1980, el dancehall había sustituido al reggae como el sonido autoritario en Jamaica. Artistas como Shabba Ranks, Super Cat y Admiral Bailey entusiasmaban al público con ritmos digitales y letras audaces. La fiebre del dancehall se sintió con fuerza en el Bronx: la gente hacía fila para conseguir el nuevo riddim de King Jammy’s, y los jóvenes atesoraban sus casetes para las fiestas. Así, el dancehall dejó de ser solo una importación jamaicana para convertirse en una banda sonora esencialmente neoyorquina.
En la década de 1990, la influencia de Moodie's Records se había extendido por todo Estados Unidos: la tienda estaba seleccionando silenciosamente las bandas sonoras de innumerables fiestas en sótanos, espectáculos y sound clashes. Mientras muchas tiendas desaparecían con el auge del CD, el MP3 y el streaming, el local de Víctor Mowatt se mantuvo firme, dejando un legado cultural y comunitario que, simplemente, no se puede digitalizar.
Hoy, el reggae y el dancehall resuenan en escenarios globales, desde Japón hasta Londres y Lagos. Esta expansión es prueba de las semillas sembradas por tiendas como Moodie's Records. Llamar a Mowatt simplemente "dueño de una tienda de discos" es subestimar su legado. Fue un arquitecto cultural que vio el género no solo como un sonido, sino como un vehículo de identidad y resiliencia, dándole al Bronx, y por extensión al mundo, un latido directo del corazón de Jamaica.