Rastafarismo: más allá del reggae, una profunda filosofía de vida y resistencia
- RootsLand

- 19 jul
- 2 Min. de lectura
Redacción: MaJo Gutiérrez

Originario de los barrios pobres de Jamaica en la década de 1930, el movimiento rastafari trascendió sus fronteras gracias a la música reggae y a su máximo exponente, Bob Marley. Lo que comenzó como una respuesta a la opresión colonial y a la Gran Depresión de 1929, es hoy una cosmovisión única que ha influido en la cultura global. En su núcleo, el rastafarismo es una mezcla de cristianismo y movimientos nacionalistas negros, inspirados por la figura de Marcus Garvey y la coronación del emperador etíope Haile Selassie I, a quien consideran su Mesías y una personificación de Jah (Dios).
La llegada de Haile Selassie a Jamaica en 1966, recibida con júbilo por unas 100,000 personas, marcó un punto de inflexión para un movimiento que durante décadas fue perseguido. Los rastafaris, cuyo nombre proviene de "Ras" (príncipe) y "Tafari Makonnen" (nombre de Selassie antes de su coronación), interpretaron la divinidad del linaje etíope como la confirmación de ser el pueblo escogido. Para ellos, Babilonia representa cualquier sistema de opresión colonial o moderno, mientras que Zion simboliza la idea de una Tierra Prometida, a menudo identificada con Etiopía, el único país africano que resistió la colonización.
Más allá de las rastas, la marihuana y el reggae, el rastafarismo es un complejo sistema de creencias con profundas raíces abrahámicas, que reinterpreta la Biblia, especialmente el Antiguo Testamento. Consideran la ganja (cannabis) como un sacramento que facilita la meditación, la reflexión y la conexión con Jah, alineándose con el concepto de Livity, un estilo de vida en armonía con la naturaleza. Asimismo, su lenguaje, o "I-talk", es una herramienta de protesta y empoderamiento, transformando el inglés colonial para reflejar una mentalidad positiva y unitaria, donde el "Yo y Yo" expresa la conexión divina y la igualdad entre todos.
El pensamiento social rastafari promueve la paz, el anti-capitalismo y una profunda desconfianza hacia las estructuras de autoridad, a las que denominan Babilonia. Rechazan la idea de reglas rígidas, la economía formal y la figura del Papa, buscando vivir de manera autosuficiente y en comunidad. Es importante señalar que, aunque el movimiento se ha extendido globalmente, ha enfrentado críticas por su postura tradicional hacia las mujeres, que contradice otros principios de igualdad. No obstante, el rastafarismo sigue siendo una fuerza cultural y espiritual que desafía las normas establecidas y fomenta la reflexión sobre la libertad y la justicia.







