El Ministerio de Salud de Argentina ha introducido nuevas restricciones para quienes desean inscribirse en el Registro del Programa Cannabis (REPROCANN), que permite el cultivo de cannabis para uso medicinal. Estos cambios incluyen nuevas normativas para aquellos que cultivan para uso propio, para terceros o a través de organizaciones sin fines de lucro. Este paso responde a la creciente popularidad del cannabis medicinal, pero también plantea desafíos para quienes buscan beneficiarse de la planta.
Los nuevos requisitos limitan la producción solidaria a dos personas, exigen que los directivos de las organizaciones productoras no tengan antecedentes penales, y que los médicos que autorizan el uso de cannabis cuenten con una diplomatura o maestría en el uso de esta planta. Actualmente, alrededor de 100.000 personas esperan ser autorizadas para cultivar de forma legal, lo que refleja el interés y necesidad de este tipo de tratamientos en el país.
Escenario regulatorio y desconfianza del gobierno
El gobierno ha mostrado desconfianza en el programa, señalando que el empleo de cannabis en Argentina ha sido mayormente prescrito para tratar trastornos de ansiedad, insomnio y dolores. El Ministerio de Salud argumentó que «el programa estaba desvirtuado», citando como ejemplo un médico que había realizado más de 13.000 prescripciones de cannabis.
A pesar de los rumores iniciales de que el uso de cannabis medicinal se limitaría a solo nueve enfermedades (como ocurre en algunos estados de Estados Unidos), la medida no llegó a ser tan restrictiva. Sin embargo, la nueva normativa genera preocupación entre quienes ven el cannabis como una alternativa eficaz para tratar diversas afecciones.
Freno a la industria del cannabis
A nivel mundial, la industria del cannabis ha demostrado ser lucrativa, con países como Canadá y Uruguay avanzando en la legalización tanto del uso medicinal como recreativo. Sin embargo, en Argentina, la producción privada de cannabis sigue enfrentando obstáculos. Según Lucía Romero, investigadora del CONICET y especialista en cannabis medicinal, el actual gobierno parece no estar interesado en fomentar una industria del cannabis próspera, y en su lugar, se han impuesto restricciones que limitan su desarrollo.
Romero señala que, aunque la Ley 27699 creó la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y el Cannabis Medicinal (ARRICAME), la falta de acción del gobierno ha frenado la implementación de esta agencia. Las licencias otorgadas son escasas y de corta duración, lo que genera incertidumbre en el sector. Sin señales claras de apoyo gubernamental, la industria del cannabis en Argentina se enfrenta a un futuro incierto.
Debate sobre la legalización recreativa
El uso recreativo del cannabis también ha sido tema de debate en Argentina. Según la Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado, la cantidad de personas que consumieron cannabis al menos una vez en el último año se triplicó en la última década, alcanzando el 13,8% de los encuestados. En el grupo de 25 a 34 años, cuatro de cada diez personas utilizan marihuana de manera cotidiana.
Romero destaca que, además del uso medicinal, sería necesario regular la utilización recreativa del cannabis. Esto permitiría combatir el narcotráfico y garantizar que el uso de la planta se realice de manera segura y controlada. La regulación integral del cannabis es vista por muchos expertos como un paso necesario para garantizar que los beneficios de la planta se utilicen en beneficio de la sociedad.
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