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La regulación global del cannabis: oportunidades y riesgos para México

Redacción: Inés Arroyo 

La regulación global del cannabis: oportunidades y riesgos para México 
La regulación global del cannabis: oportunidades y riesgos para México 

El mercado mundial del cannabis avanza de manera desigual: algunos países consolidan regulaciones y mercados legales, mientras otros retroceden por decisiones políticas o controles restrictivos. 

Marruecos ingresó al mercado global de cannabis medicinal al exportar sus primeros 50 kilogramos a Australia. Alemania, en tanto, ofrece cannabis legal a precios accesibles mediante farmacias, aunque todavía depende parcialmente de importaciones de Canadá. La eliminación del cannabis de la Lista IV del Convenio Único de 1961 en 2021 facilitó reformas en varios países y redujo restricciones internacionales. 

No obstante, hay retrocesos. Tailandia volvió a exigir prescripción médica para el cannabis, amenazando con criminalizar el mercado recreativo y poniendo en riesgo una industria que proyectaba ingresos superiores a mil millones de dólares en 2025. En Estados Unidos, estados como Colorado, Washington y Oregón han visto caer sus ingresos fiscales tras la pandemia debido a la competencia interna del mercado legal. Aun así, EE. UU. concentra cerca del 80 % del mercado global, con ventas proyectadas de 33.5 mil millones de dólares en 2025. 

La legalización médica ha demostrado beneficios sanitarios al reducir entre un 6.6 % y un 8.1 % la prescripción de opioides. En este contexto, la administración de Donald Trump evalúa reclasificar el cannabis a una categoría menos restrictiva, lo que podría cambiar el panorama regulatorio estadounidense. 

En América Latina y el Caribe, Brasil impulsa un programa de 12 años para el cultivo de cáñamo con fines medicinales, alimenticios e industriales. En San Vicente y las Granadinas, comunidades rastafaris pasan de la clandestinidad a la legalidad mediante licencias subsidiadas y participación directa en el suministro de materia prima. Ambos casos muestran que la regulación puede combinar desarrollo económico, inclusión social e investigación científica. 

Para México, la lección es clara: establecer marcos regulatorios y tributarios sólidos, atraer inversión, fomentar investigación y abrir canales de exportación. Sin voluntad legislativa, el país se mantiene rezagado frente a mercados más estratégicos, pero con políticas claras podría integrarse a una industria global proyectada en 58 mil millones de dólares en 2028. 

La regulación del cannabis exige visión y compromiso político. México debe definir su rumbo para no quedarse fuera de un mercado en expansión con impacto económico y social. 

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