Del alivio ancestral a la ciencia moderna: ¿cómo el cannabis podría ayudar a tu estómago?
- RootsLand

- 26 ago
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Redacción: Fer Valdep

Desde la antigüedad, distintas culturas han utilizado el cannabis como remedio para males estomacales. Sus usos tradicionales, que iban desde aliviar cólicos y náuseas hasta estimular el apetito, demuestran que esta práctica popular precede a la investigación moderna y explican por qué la planta sigue despertando interés terapéutico en problemas digestivos.
La relación terapéutica se explica, en buena medida, por el sistema endocannabinoide (SEC), un complejo de receptores y moléculas endógenas presente a lo largo del tracto digestivo. Los receptores del SEC regulan funciones clave como el apetito, la motilidad intestinal, las secreciones y la respuesta inflamatoria. Por ello, la interacción con compuestos vegetales puede modular síntomas y procesos patológicos.
Diversos estudios han explorado el potencial de los compuestos en condiciones comunes como la acidez y el reflujo gastroesofágico. En modelos preclínicos y algunos ensayos clínicos se han observado efectos sobre la motilidad y la reducción de secreciones. No obstante, los autores señalan que la evidencia clínica todavía es limitada y que se necesitan estudios más amplios y controlados.
Más consistente es la investigación en enfermedades inflamatorias intestinales (EII). Varios trabajos muestran que ciertos compuestos pueden disminuir la inflamación, modular la respuesta inmune en la mucosa y mejorar parámetros relacionados con la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, lo que abre una vía prometedora para tratamientos adyuvantes, siempre con la reserva de que la evidencia clínica aún no es concluyente.
Los autores advierten sobre límites y riesgos: la heterogeneidad de estudios, diferencias en formulaciones y dosis, y la falta de suficientes ensayos de largo plazo impiden hoy recomendar su uso generalizado como primera línea terapéutica. Asimismo, subrayan la necesidad de más investigación clínica, protocolos estandarizados y supervisión médica antes de incorporar estos tratamientos en rutinas habituales.







