Identidad afrocaribeña y conversación social
- RootsLand

- 6 nov
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Redacción: Daniela Paredes Rocha

El reggaetón, lejos de ser solo ritmo y baile, tiene raíces políticas que se dan al reggae jamaiquino. Charly, líder de Natali Natalia, propone una lectura pesada: el género urbano hereda una historia de violencia, exclusión y resistencia.
Durante el programa Nexus Contenido, Charly, director y voz de la banda de reggae Natali Natalia, compartió una mirada profunda sobre el origen del reggaetón y su relación con la cultura jamaiquina. Mencionó que el reggaetón es una consecuencia directa de un proceso musical y social que vivió Jamaica tras su independencia.
“El reggaetón es una consecuencia de lo que surgió tocando con todo el folklore jamaiquino. Salió por la ‘culeta’ (por el costado). Estaba bueno, por un lado, pero el problema vino con la independencia de Jamaica”, explicó.
Se mencionó que la independencia del país caribeño dejó un vacío político que se interpretó en la violencia social. Todo ese entusiasmo de violencia se reflejaba en el rock steady, un estilo entre el ska y el reggae.
“Hacían canciones de amor mientras se escuchaban impactos de balas.”
Ese contraste dio origen a dos caminos dentro de la música: uno de espiritualidad y pacifismo, ligado al rastafarismo; otro, más gozoso y conflictivo, que habla de conflictos, consumo y sexualidad.
“A los productores les gustó esto último, hablar de marginalidad y contravención.”
Igual se dijo que las expresiones más naturales se conocen en Jamaica con el nombre de Dancehall Dhol. Sus letras son mucho más potentes y violentas que las que se escuchan aquí.
Más allá del beat comercial y estético urbano, el reggaetón carga una memoria un poco molesta: la del saqueo, censura y rabia convertida en ritmo. Charly lo plantea sin rodeos: el reggaetón no solo es una fiesta, sino una herencia de agresión estructural que el reggae reclamó primero. En este linaje sonoro, el reggaetón se vuelve testigo y cómplice, hijo de una historia que no siempre se cuenta. Reconocer su origen político no es romantizar el dolor, sino entender que cada base rítmica puede ser también una forma de resistencia. Porque cuando el cuerpo baila, recuerda y tiene memoria.
Y ese recuerdo no es neutro, sino que está cargado de exclusión, de fronteras establecidas, de lenguajes que fueron condenados antes de ser comercializados. El reggaetón, como el reggae, nació al margen, en los patios, callejones donde la música no es entretenimiento, sino una herramienta de reporte. La violencia que atraviesa no solo es lírica, sino estructural, histórica, colonial. Y aunque hoy se escuche en estadios y playlistsglobales, su raíz sigue latiendo en los territorios que lo vieron nacer. Para mejorar a Jamaica y todo lo que conlleva su música, raíces, personas, bailes caribeños, todo eso es fundamental para cuidar y proteger Jamaica y su influencia.







