Hongos que acechan al cannabis: ¿cómo mantenerlos bajo control?

Redacción: Fer Valdep

 

El cannabis no está exento de amenazas fúngicas. El oídio y el mildiu son dos de los hongos que suelen atacar a esta planta. El primero se presenta como un polvo blanco sobre la superficie de las hojas, mientras que el mildiu se manifiesta con manchas amarillentas en el haz y oscurecimientos en el envés. Ambos afectan la fotosíntesis y reducen el vigor de la planta, comprometiendo la calidad de las flores.

Estos hongos pueden aparecer tanto en cultivos de cannabis de interior como de exterior. Su proliferación está ligada principalmente a condiciones ambientales como el exceso de humedad, la mala ventilación, una canopia densa y los riegos por aspersión que dejan el follaje húmedo. Cuando estas condiciones se cumplen, las esporas se propagan con rapidez y colonizan los tejidos verdes.

La prevención es clave para evitar hongos en el cannabis. Estrategias como mantener una buena ventilación en el interior, espaciar las plantas para evitar canopias cerradas, controlar la humedad relativa y evitar mojar las hojas durante el riego son prácticas que pueden ayudar a reducir la incidencia. Además, realizar revisiones constantes ayuda a detectar los primeros signos de infección y a contenerlos antes de que se extiendan.

Cuando los hongos ya están presentes, el combate debe ser integral: retirar las hojas más dañadas, mejorar el flujo de aire, ajustar la humedad y aplicar tratamientos adecuados como azufre, bicarbonato potásico o fungicidas específicos. Es de suma importancia no reutilizar restos infectados como composta sin un tratamiento previo, ya que podrían reinfectar el cultivo de cannabis.

Como refuerzo natural, los cultivadores suelen emplear el preparado de cola de caballo, aplicado en pulverización, gracias a sus propiedades antifúngicas preventivas. Aunque no es una solución definitiva, puede formar parte de una estrategia combinada que produzca un cannabis sano y libre de enfermedades foliares.