Entre puertas cerradas y mucho talento: el reto de las bandas nuevas en la escena
- RootsLand

- hace 11 horas
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Redacción: Hena M. Andrés Cuevas

Aunque el reggae y el ska siguen creciendo en audiencia, las bandas nuevas batallan para encontrar foros donde presentarse. Entre rentas altas, espacios cerrados y una industria que apuesta más por la nostalgia que por lo emergente, la escena enfrenta un reto que pocos quieren reconocer.
En los últimos años hemos visto cómo los festivales, los foros grandes y hasta las playlists se llenan de nombres que ya conocemos. Bandas queridas, proyectos históricos, artistas que han marcado el camino del reggae y el ska. Y claro, está bien celebrarlo. Pero al mismo tiempo surge una pregunta que muchos ya mencionan en voz baja: ¿dónde están tocando las bandas nuevas? Parece un tema pequeño, pero no lo es. La escena que alguna vez vivió de la frescura, de los ensayos en patios prestados, de los toquines en esquinas improvisadas y del talento que aparecía sin avisar, hoy está pasando por algo distinto. Cada vez hay menos espacios accesibles para quienes están empezando. Y no se trata solo de foros físicos: también hablamos de atención, de difusión y de oportunidades reales para subir al escenario.
Muchos lugares independientes cerraron, los costos para organizar tocadas subieron, y los eventos que sí se mantienen suelen apostar por nombres seguros para garantizar venta. Suena lógico… pero tiene un precio: sin renovación, la escena se empieza a quedar en pausa. Lo curioso es que esto no significa que no haya bandas nuevas. Al contrario. Hay un montón de proyectos jóvenes haciendo cosas interesantes, desde mezclas con jazz y dub hasta propuestas con letras sociales muy frescas. Hay calidad, hay ganas y hay público que quiere escuchar otra cosa. Lo que falta es el puente.
Y ese puente siempre han sido los espacios. No solo los famosos, también los pequeños: los bares donde caben 60 personas, los centros culturales, los parques donde caben los sound systems, los foritos que sobreviven con esfuerzo. Lugares donde una banda puede equivocarse, mejorar, conectar y crecer. Porque la historia del reggae y el ska nunca fue sobre grandes escenarios. Fue sobre comunidad. Sobre darle voz a quien todavía no la tiene. Sobre abrir puertas, no cerrarlas.
Si queremos que la escena siga viva, no basta con mirar hacia atrás. Hay que apostar por lo que viene. Y eso empieza con algo tan básico como asegurar que las nuevas bandas tengan un lugar donde tocar, sonar y encontrar a su público. La cultura no avanza sola. La levantan quienes deciden abrir espacio para que otros también puedan intentarlo. Y hoy, más que nunca, la escena necesita recuperar ese espíritu.







