TEMAS CENTRALES Miguel Tirado Rasso mitirasso@yahoo.com.mx Finalmente, la joya de la corona de las elecciones pasadas, la renovación de la Cámara de Diputados federal, quedó repartida con cierto equilibrio. Un poco más, que antes, para unos, y un poco menos que antes, para otros; lo que los partidos y sus dirigencias, todos, decidieron interpretar y anunciar como una victoria para su causa, con la intención de impactar en la ciudadanía un triunfalismo que estuvo lejos de existir, y no reconocer la medianía de los resultados, en la que algo ganaron todos, pero también, algo perdieron todos. La Coalición “Juntos Haremos Historia”(Morena, PT y PVEM), ganó 121 distritos contra 63 que se llevó la “Alianza va por México” (PAN, PRI y PRD). La coalición no resultó productiva para el partido en el gobierno, pues sólo en tres distritos su socio, el PVEM, obtuvo más votos que Morena, quien encabezó la votación en los otros 118 distritos ganados. El PT les quedó a deber. Para el bloque opositor, la alianza funcionó, pero sólo entre el PAN y el PRI, los que encabezaron la votación en 36 y 25 distritos, respectivamente, quedando el PRD muy rezagado, pues sólo lo logró en dos. Para Morena, el resultado es aceptable, pues aunque por sí solos, con 198 diputados, no tienen la mayoría absoluta en la Cámara Baja, no tendrán problema para alcanzarla, sumando los votos de sus aliados (PT 40 y PVEM 44), lo que les permitirá reformar toda clase de leyes, menos la Constitución. El lado no tan positivo, considerando que su aspiración era conservar la mayoría calificada para hacer los cambios a placer de la 4T, sin tener que negociar con la oposición, es no haberlo logrado, lo que les obligará a buscar acuerdos con quién sea, en caso de pretender hacer modificaciones a nuestra Carta Magna. La “Alianza va por México” mejoró sus números en la Cámara Baja, aunque no en la medida que hubieran deseado. Si bien, logró obtener un mayor número de diputados, entre 195 y 198, contra los 141 que suman en la actual legislatura, con lo que bloquearon a Morena y sus aliados la mayoría calificada, no pudieron evitarles que alcanzaran la mayoría absoluta. Quedan pues, como convidados de piedra, condenados a seguir mirando con impotencia la demolición de nuestro sistema jurídico, con blindaje en lo constitucional, siempre y cuando mantengan una coalición legislativa. Los resultados de la votación por partido en lo individual, permiten ver la triste realidad de algunos de ellos, cuyas preferencias electorales, expresadas a través de los sufragios, muestran cuál es su verdadero posicionamiento en el escenario político nacional. Morena, pese a sus conflictos internos, división y enfrentamientos, débil estructura formal, pobreza de liderazgos, indisciplina y falta de definición ideológica, entre otros, se mantiene por la fortaleza de su guía y fundador. Fue el partido más votado con 6.5 millones de votos (13.44 por ciento), de algo sirvió la voz mañanera, aunque queda prendida una luz amarilla. El PAN se consolida como líder del bloque opositor con el triunfo en 33 distritos electorales, con 3.8 millones de votos (7.8 por ciento), y la posibilidad de llegar a 113 curules, contra 88 que actualmente tiene. El PRI también logró una mejoría. Ganó 11 distritos con 2.7 millones de votos (5.5 por ciento), que lo llevará a tener 70 legisladores, 21 más de los actuales. Este resultado, hizo feliz a su actual dirigente que, además de encabezar la lista de diputados plurinominales, ahora busca la coordinación de su bancada y, quizás, ¿por que no?, más adelante, y ya encarrerado, vaya por la candidatura presidencial del tricolor. Parece que a “Alito” Moreno, se le olvida la historia del principio de la debacle de su partido, cuando, además de otras muchas causas, la ambición por acaparar posiciones, dio al traste con el PRI, que sufrió la peor derrota de su historia, quedando relegado como una triste tercera fuerza política. Con actitud “tan institucional” del presidente de ese partido, parece que el otrora partidazo no tiene futuro. Al PRD lo salvó la alianza, pues no ganó ningún distrito; sus votos obtenidos apenas llegaron a los 250 mil (0.5 por ciento) y, sólo con la repartición de votos por la coalición, logró salvar su registro con apenas 3.65 por ciento de votos. A este partido se le acreditarán 13 diputados, uno más que los que ahora tiene. El Partido del Trabajo también entregó malas cuentas. Tampoco pudo ganar ni un distrito, sus votos apenas sumaron poco más de medio millón (1.1 por ciento) y, como al partido del Sol Azteca, su supervivencia se la debe a su alianza, que le permitió un porcentaje de votos de 3.25, muy cerca de la pérdida de su registro, pero con derecho a un envidiable número de diputados, 40. El PVEM fue quizás el instituto que obtuvo mejores resultados. Casi llegó al millón de votos (2 por ciento), ganó un distrito, pero le tocan 44 diputados por su alianza, cuando apenas cuenta con 11, en la legislatura que termina. Las circunstancias le favorecen para convertirse en partido bisagra, circunstancia a la que, seguramente, sus dirigentes le sacarán provecho, algo que los caracteriza y les ha permitido sobrevivir, y muy bien, por cierto, en el escenario político nacional. Por último, Movimiento Ciudadano (MC), que decidió participar solo, no le fue mal. Ganó 7 distritos, obtuvo una votación de 3.4 millones (7 por ciento) y sólo parece que verá reducidas sus curules a 23, una menos de las que tiene actualmente. Seguramente le habría ido mejor a este partido y también a los de la alianza va por México, si hubieran sumado sus esfuerzos. El rechazo de MC a formar parte de la alianza opositora, dejará siempre la duda si más que una apuesta a participar en solitario, hubo intención de hacerle el “caldo gordo” a Morena, pues, al menos, por los resultados, así parece.
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