El rastafarismo: un viaje de evolución y relevancia
- RootsLand

- 22 jul
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Redacción: Guicel Garrido

El movimiento rastafari es notable por su estructura descentralizada y su organización predominantemente sectaria. A diferencia de otras religiones, carece de una autoridad central que dicte una doctrina o práctica única, lo que ha propiciado una rica diversidad de interpretaciones y expresiones entre sus seguidores. Esta autonomía ha permitido el surgimiento de varias denominaciones, conocidas como "Mansiones de Rastafari", cada una con sus propias particularidades teológicas, rituales y organizativas.
Entre las "Mansiones de Rastafari" más destacadas se encuentran Nyahbinghi, caracterizada por su énfasis en la meditación, el canto y el uso de tambores; Bobo Ashanti, que promueve un estilo de vida comunal, una vestimenta distintiva y una estricta adhesión a leyes dietéticas y de pureza; y las Doce Tribus de Israel, organizadas según los doce hijos de Jacob, con un enfoque en la lectura diaria de la Biblia y una postura más abierta hacia la sociedad externa. Cada una de estas ramas contribuye a la complejidad y riqueza del rastafarismo.
Se estima que la población rastafari oscila entre 700.000 y 1.000.000 de personas en todo el mundo, con la mayor concentración en Jamaica, la cuna del movimiento. Sin embargo, gracias a la migración y la difusión cultural, se han establecido pequeñas comunidades rastafaris en la mayoría de los principales centros de población global, abarcando desde Norteamérica y Europa hasta África y Oceanía. Esta expansión demuestra el alcance global y la profunda influencia de este movimiento religioso y social, que ha trascendido sus orígenes caribeños para convertirse en un fenómeno de carácter mundial.
La naturaleza evolutiva del rastafarismo, su capacidad de adaptarse a diversos contextos culturales, sus profundas raíces espirituales conectadas con el legado africano y una visión de liberación y justicia social, junto con su continua relevancia en un mundo en constante cambio, lo convierten en un tema de estudio y admiración inagotable. Atrae tanto a académicos y sociólogos como a buscadores espirituales, quienes encuentran en él un campo fértil para la investigación y la reflexión.







