El Ministerio de Salud de Argentina ha implementado nuevas restricciones para el acceso al Registro del Programa Cannabis (REPROCANN), limitando las posibilidades de cultivo de cannabis con fines terapéuticos para miles de personas que dependen de este tratamiento.
La Resolución 3132/2024 impone requisitos más estrictos que han generado controversia entre los usuarios del programa y los actores de la industria del cannabis medicinal.
Entre las modificaciones más importantes, la nueva normativa limita la producción solidaria de cannabis a un máximo de dos personas. Además, los directivos de organizaciones sin fines de lucro que producen cannabis deberán carecer de antecedentes penales, mientras que los médicos que autoricen tratamientos deberán contar con formación especializada en el uso medicinal del cannabis, obteniendo diplomaturas o maestrías en el área.
Estas medidas han generado preocupación en los más de 100.000 usuarios que esperan autorización para cultivar cannabis de manera legal. Muchos de estos pacientes utilizan cannabis para tratar condiciones como el insomnio, la ansiedad, y otros trastornos que, aunque no son graves, afectan significativamente su calidad de vida. En conferencia de prensa, las autoridades del Ministerio de Salud justificaron las nuevas restricciones al señalar que el programa estaba siendo «desvirtuado» por el uso de cannabis en tratamientos no graves, alejados de su propósito original.
Opinión de los expertos sobre las medidas
Lucía Romero, investigadora del CONICET y especialista en el uso medicinal del cannabis, expresó su preocupación por estas modificaciones, ya que, según ella, complican el acceso al tratamiento para muchos usuarios. Aunque valora que se exija formación específica a los médicos, considera que estas restricciones pueden tener consecuencias negativas. «El hecho de que los usuarios deban recurrir a médicos privados para obtener autorizaciones incrementa el costo del acceso al cannabis medicinal, limitando las opciones para las personas con menos recursos», declaró Romero.
A pesar de que varias universidades e instituciones en Argentina han desarrollado programas educativos en torno al uso medicinal del cannabis, el acceso a estos programas sigue siendo limitado, lo que pone en duda la efectividad de la medida en un corto plazo.
Oportunidades y barreras
La industria del cannabis medicinal y del cáñamo ha demostrado ser una fuente de crecimiento económico en diversos países, pero en Argentina no se ha aprovechado completamente su potencial. Romero critica que, a pesar de la creación de la Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y el Cannabis Medicinal bajo la Ley 27699, el desarrollo del sector se encuentra estancado. «No parece haber una intención real de impulsar la producción privada de cannabis, y las pocas licencias que se han otorgado tienen un período limitado de validez, lo que genera incertidumbre en los productores», afirmó.
En comparación con países como Uruguay, Canadá, y algunos estados de Estados Unidos, Argentina mantiene un enfoque restrictivo que frena el avance de la industria. Romero sugiere que el país debe aprender de las experiencias internacionales y considerar una regulación más integral del uso del cannabis, no solo medicinal sino también recreativo.
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