El pulso rebelde de Guadalajara: ska-punk que resiste a contracorriente
- RootsLand
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Redacción: Amairany Ramírez

Más allá del mariachi y el tequila, la capital de Jalisco ha sido durante casi tres décadas un semillero de una escena ska-punk vibrante y de resistencia. Aunque no siempre está bajo los reflectores, este movimiento musical y cultural sigue vivo, impulsado por una comunidad apasionada que se niega a desaparecer.
La escena tapatía del ska-punk, con una trayectoria que se acerca a los 30 años, está compuesta por decenas de bandas, cientos de seguidores de diversas edades y estratos económicos, promotores dedicados, y espacios como el Tianguis Cultural o el Laboratorio Cultural de Diversidad (LCD) que abren sus puertas a esta música. Es un ecosistema que, a pesar de los desafíos, lucha por mantenerse activo.
Uno de los esfuerzos por documentar y comprender este movimiento proviene de Oscar Ramón López Carrillo, quien fue vocalista de la banda local No Hay Fianza durante 15 años. Actualmente, Óscar trabaja en un libro que busca recuperar la historia y las experiencias de quienes han sido parte del ska-punk tapatío. Además, comparte sus reflexiones y hallazgos en una columna quincenal titulada "Música para la resistencia" en el portal Vagabunda Mx, un nombre que hace referencia al histórico grupo de anarcopunk Fallas del Sistema y que considera que refleja el contenido que aborda. Su motivación para este proyecto es clara: no existe un documento exhaustivo que explore las dinámicas de la escena de Guadalajara, ya que la mayoría de los estudios sobre el ska en México se centran en la Ciudad de México.
Sin embargo, el camino de esta escena no está exento de dificultades. En la actualidad, se enfrenta a tres grandes problemas: El primer reto es cómo atraer a las nuevas generaciones. Hace 20 años, escuchar ska, reggae o punk era algo relativamente común entre los jóvenes, que conocían bandas como Ska-p, Manu Chao o Los Fabulosos Cadillacs. Hoy, las preferencias musicales de los estudiantes de preparatoria parecen inclinarse más hacia géneros como el rap o el corrido tumbado, que han tomado la narrativa "rebelde". Esto se refleja en que muchos conciertos de ska-punk a menudo lucen casi vacíos, con la asistencia de las mismas caras conocidas de años atrás.
El segundo problema es la necesidad de bandas nuevas. La escena está dominada por grupos con trayectorias muy largas, muchas con más de 20 años de existencia. Algunas bandas reconocidas incluyen a Los Gargas, No Tiene La Vaca, La Mugrosa Ska, La Minerva Ska Punk, La Chachalaka, La Poronga Ska, Artíkulo 33, Mal Sekreto, Skandalokos y La Voluptuosa. Si bien el regreso de bandas inactivas como Nada Bueno, Cocktel o Huracán Skank se agradece, se necesita un relevo generacional. El ciclo natural donde el público se convierte en músico y luego inspira a otros parece haberse roto o ser menos visible. Aunque existen algunas agrupaciones más recientes formadas en los últimos años, como MADO, Los Kara de Perro, Títere Charro y Quiere Llorar, se necesita más. La banda Orkesta Etilika es mencionada como una de las últimas grandes bandas de ska de la ciudad con una gran responsabilidad.
Finalmente, el tercer gran reto es producir más música. A pesar de las longevas carreras de muchas bandas, la producción de álbumes o canciones es relativamente baja en comparación con otras escenas. Por ejemplo, Los Inadaptados u Oveja Negra, con más de 30 y 27 años de trayectoria respectivamente, tienen solo tres discos cada una. Aunque existen materiales importantes que no lograron la repercusión esperada, como "Lucha y Conciencia" de La Mugrosa Ska, "Grita" de El Gato Empulgado, "Pocos, pero Locos" de Nada Bueno o "Mexican Democracy" de No Hay Fianza, los álbumes más importantes de la escena hasta la fecha son "No somos lo que quieres" de Los Inadaptados y "Ska vs Racismo" de Oveja Negra. Se necesita producir más y que esa producción sea de calidad.