Un grupo de cinco mujeres en México forman parte del grupo internacional Hermanas del Valle, que busca quitarle el estigma al cannabis y promover su uso medicinal.
Las Hermanas del Valle son activistas anónimas sin afiliación religiosa, operan en secreto bajo la constante amenaza del crimen organizado.
Su fundadora en México se hace llamar “Hermana Camilla” y prefiere no dar su nombre. Creció en un hogar evangélico pero lo abandonó a los 16 años debido, en parte, al estricto código religioso de su madre. La relación entre ambas se volvió aún más tensa cuando fundó Hermanas del Valle México.
“El cannabis me salvó la vida”, dijo la Hermana Camilla. “Yo sufrí de depresión y ansiedad y la marihuana me ayudó a controlar mis síntomas. También me ayudó a sanar de la violencia que viví en mi infancia”.
Las Hermanas del Valle cultivan cannabis en su propio huerto, ubicado en una zona rural de México y lo utilizan para sus propios fines medicinales y también lo venden a otros pacientes.
“La marihuana es una planta medicinal que tiene muchos beneficios para la salud”, dijo la Hermana Kika, miembro de Hermanas del Valle y secretaria de la iglesia. “Puede ayudar a tratar el dolor, la ansiedad, la depresión, el insomnio y muchas otras enfermedades”.
También promueven la legalización del cannabis en México. En un país donde aproximadamente el 75 por ciento de la población es católica y la marihuana aún se encuentra en una zona legal gris, las Hermanas del Valle aprovechan su imagen para llamar la atención y dar su mensaje.
“Cuando la gente nos voltea a ver el morbo de ver a unas monjas con un porro o en un evento, como una exposición de marihuana, captamos su atención y podemos enviar el mensaje que queremos dar”, explicó la Hermana Kika. “Siempre aclarando que no estamos en contra ni en conflicto con cualquier religión”.
Con información de https://www.infobae.com/
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