Por qué los rastafaris rechazan la banca, la política y la educación occidental como herramientas de opresión
- RootsLand
- 15 abr
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Redactor: Sam Torne

Dentro del pensamiento rastafari, el rechazo al sistema occidental no es solo una postura ideológica, sino una forma de resistencia histórica y espiritual frente a siglos de colonización, esclavitud y control social. Los rastas no reconocen como legítimos muchos de los pilares del sistema moderno, especialmente la banca, los partidos políticos y la educación oficial, a los que consideran mecanismos diseñados para mantener a los pueblos oprimidos y alejados de su verdadera identidad.
Este rechazo tiene su raíz en la crítica al modelo eurocentrista impuesto durante la colonización, especialmente en el Caribe. Las instituciones occidentales, desde la mirada rastafari, forman parte de lo que llaman «Babilonia»: un sistema corrupto que esclaviza al alma humana a través del materialismo, la mentira política y el adoctrinamiento educativo.
Educación: el saber que aliena
Para el rastafarismo, la educación occidental ha servido históricamente para borrar las raíces africanas de los pueblos afrodescendientes, imponiendo modelos de pensamiento que glorifican a Europa y minimizan la historia de África. En vez de empoderar, muchas veces la escuela reproduce desigualdades y desarraigo. Por ello, algunos rastas promueven formas alternativas de aprendizaje centradas en la oralidad, el conocimiento ancestral, el estudio bíblico y la conexión con África.
Esta visión no implica necesariamente un rechazo total al conocimiento, sino a su uso con fines de dominación. Como decía Bob Marley: «libérate de la esclavitud mental, nadie más que tú puede liberar tu mente».
Política y economía: autonomía frente a control
La política institucionalizada también es vista con desconfianza. Los partidos políticos, para muchos rastas, son solo una fachada del mismo sistema opresor, donde no importa quién gane, porque las reglas siempre benefician a la élite. Por eso, el rastafarismo promueve la autogestión, la autonomía comunitaria y la espiritualidad como guía moral antes que la legislación impuesta.
De igual forma, el sistema bancario representa una estructura profundamente alejada de los principios de equidad. Basado en la deuda, la especulación y el beneficio de unos pocos, contradice la ética rastafari de simplicidad, cooperación y justicia social.