Por Juan Carlos Valencia Vargas
La política, yo la entiendo como servicio público, yo no la entiendo ni concibo de otra manera, es la que propicia que nos gobernemos según así considere la mayoría, respetando nuestras libertades y derechos, y recordándonos nuestras obligaciones, porque todos los ciudadanos tenemos obligaciones también. La política es un elemento fundamental de nuestras vidas, de nuestra sociedad, por eso jamás podré comprender a todos aquellos que se empeñan en ensuciarla, en corromperla, porque esa estrategia, perversa, se vuelve contra todos nosotros tarde o temprano. Contra todos, sin excepción.
La población esta harta de tantas mentiras y tantas promesas incumplidas que le han hecho a lo largo de los años. Ya no cree en los “políticos”, saben que no van a cumplir lo que les prometen.
Antes los partidos usaban a la gente, hoy la gente usa a los partidos. Antes los partidos les prometían entregarles cosas por su voto, la gente votaba y nada recibía. Hoy la gente le exige a los partidos entregarles cosas a cambio de su voto, los partidos pagan y la gente vota por quién quiere.
La gente está tan harta de los políticos que ha optado por votar por “no políticos”, como futbolistas por ejemplo, aunque eso ha resultado peor que haber votado por cualquier político. Yo soy de los que piensan, fíjese usted, que hay que dignificar la política y, por tanto, hay que dignificar a quienes la ejercen: los políticos.
Los hombres y mujeres que la ejercen, desde los mas diferentes posicionamientos ideológicos, deberían tener fama de honestos, comprometidos y trabajadores. Sí, me ha escuchado bien, deberían tener esa fama. Claro que hemos oído hablar de los miles de casos de corrupción que afectan a todos los partidos políticos, claro que sí, pero eso no cambia ni mengua mi concepción de lo que debería ser la política y quienes la ejercen, la honestidad debería de ser el sello de todo personaje público. Y si no, la cárcel debería de ser su destino.
La impunidad es la protección de la corrupción. El día que los corruptos reciban castigo, ese día las cosas comenzarán a cambiar.
Los actos de gobierno retumban mucho, cuentan con gran espacio y eco en los medios, claro, y es lógico que suceda, ya que los políticos se ocupan de algo muy preciado, de eso que llamamos lo público, lo común, lo que es de todos.
Dignificar la política ahora que llegan las elecciones. Elegir al mas capaz, al mejor preparado, al mas honesto, eso que debería de ser lo lógico parece ser lo más difícil. El pueblo sigue pobre, sigue hambriento, sigue manteniendo un sistema político corrupto e ineficaz. Eso tiene que cambiar.
No todos los candidatos cuentan con el talento mínimo exigido. No están, ni han estado a la altura requerida, no han sido capaces de ofrecer alternativas o soluciones porque sencillamente no están `preparados para hacerlo.
Por todo esto, me encantaría que el 2021 fuera una auténtica lección de democracia, así como el regreso de la dignidad política a mi país, a mi estado, a mi ciudad, para así volver a tomar el camino del progreso.
Comments