Ruanda está a punto de dar un paso histórico en su desarrollo económico con la apertura de la primera planta de producción de cannabis medicinal en el país; este ambicioso proyecto, liderado por la empresa King Kong Organics (KKOG), ha captado la atención de inversores globales y se espera que transforme tanto la industria del cannabis medicinal como el panorama económico de la región.
La planta, ubicada en el distrito de Musanze, en el noroeste del país, comenzará a operar en septiembre de 2024, después de varios meses de retrasos debido a problemas de infraestructura. Este proyecto, que se centra en la producción de aceites de cannabis para exportación, representa una inversión inicial de USD 10 millones por parte de KKOG, además de un apoyo financiero adicional de USD 3 millones por parte del gobierno ruandés.
El impacto económico del proyecto de cannabis medicinal
La inversión en la planta de cannabis medicinal no solo promete beneficios económicos a gran escala, sino que también generará empleo y promoverá el desarrollo local, se espera que la producción alcance al menos 5 toneladas de cannabis por hectárea, con un enfoque en la exportación de aceites de cannabis, destinados principalmente a mercados internacionales; este tipo de iniciativas posiciona a Ruanda como un potencial exportador de cannabis medicinal en África, un continente con un creciente interés en este sector.
El gobierno de Ruanda, a través de la Junta de Desarrollo de Ruanda (RDB, por sus siglas en inglés), ha asignado un total de 35 hectáreas a cinco inversores potenciales, incluidos KKOG. A cada inversor se le ha otorgado cinco hectáreas para desarrollar sus operaciones, mientras que 10 hectáreas adicionales se reservan para uso comunal y para garantizar la seguridad del área.
La apuesta del gobierno ruandés por el cannabis medicinal refleja su interés en diversificar la economía del país y fomentar el desarrollo de industrias emergentes; con una economía que históricamente ha dependido de la agricultura y el turismo, la introducción del cannabis medicinal no solo es un intento de atraer inversión extranjera, sino también de consolidar una industria sostenible con un gran potencial de crecimiento.
Un modelo de desarrollo sostenible
Uno de los aspectos más destacados de este proyecto es su compromiso con la sostenibilidad, según René Joseph, CEO de KKOG, la empresa ha importado semillas genéticamente modificadas para optimizar la producción de cannabis y minimizar el impacto ambiental. Además, el proceso de extracción de los aceites de cannabis se realiza con tecnología de vanguardia, lo que garantiza un alto nivel de eficiencia energética y una menor huella de carbono.
El gobierno ruandés también está comprometido con garantizar que el desarrollo de la industria del cannabis medicinal sea social y ambientalmente responsable, a través de la asignación de tierras y la creación de empleos locales, las autoridades esperan que esta inversión no solo beneficie a la economía nacional, sino también a las comunidades locales que viven en las áreas circundantes al proyecto
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