En agosto de 2024, Marruecos ha dado un paso significativo en la regularización del cannabis, una planta que durante décadas fue cultivada de manera ilícita por miles de agricultores en las provincias del norte del país. El rey Mohamed VI concedió indultos a 4,831 agricultores que habían sido procesados, buscados o condenados por actividades relacionadas con el cultivo de cannabis. Esta amnistía, otorgada en el marco del 71 aniversario de la Revolución del Rey y del Pueblo, es un reflejo del cambio en la política marroquí hacia el cannabis, que desde 2021 ha sido regulado para fines industriales y medicinales.
En junio de 2021, el Parlamento marroquí aprobó una ley que regula por primera vez los usos terapéuticos e industriales del cannabis, aunque sigue castigando su uso recreativo. Esta legislación se enfoca exclusivamente en las tres provincias rifeñas de Alhucemas, Chaouen y Taounat, donde aproximadamente 60,000 familias dependen del cultivo de esta planta para su sustento. La legalización busca mejorar el nivel de vida de estas comunidades, quienes tradicionalmente han sido marginadas y enfrentan condiciones económicas difíciles.
El gobierno ha implementado mecanismos estrictos para evitar que esta regulación se traduzca en un aumento del tráfico de drogas. Además, ha creado la Agencia Nacional de Reglamentación de las Actividades Relativas al Cannabis (ANRAC), que controla todas las fases de la actividad del cannabis, desde su cultivo hasta su comercio y exportación.
Licencias para el cultivo de cannabis en Marruecos.
En 2024, ANRAC otorgó alrededor de 3,000 licencias para el cultivo, comercio, transformación y exportación del cannabis, un aumento significativo en comparación con las 700 licencias otorgadas en 2023, cuando se realizó la primera cosecha legal. La mayoría de estas licencias han sido destinadas a cultivadores, lo que representa una oportunidad para que estos agricultores, que durante mucho tiempo operaron en la sombra, se integren en la economía formal y se beneficien de un mercado en crecimiento.
A pesar de los avances, todavía persisten preocupaciones entre algunos sectores sobre los posibles efectos negativos de la expansión del cultivo de cannabis. No obstante, el gobierno marroquí sigue comprometido en garantizar que esta regularización se realice de manera controlada, con el objetivo de maximizar los beneficios económicos y sociales para las comunidades involucradas, al tiempo que se minimizan los riesgos asociados con el tráfico de drogas.
Este movimiento coloca a Marruecos en una posición única, abriendo sus puertas al mundo para mostrar cómo una planta que históricamente estuvo vinculada a la ilegalidad puede convertirse en un motor de desarrollo económico y social bajo un marco regulatorio adecuado.
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