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El poder de los Sound Systems: la influencia oculta detrás del auge del ska

Redactor: Sam Torne 

El poder de los Sound Systems: la influencia oculta detrás del auge del ska

A finales de la década de 1950, Jamaica experimentó una revolución musical con el surgimiento del ska, un género que fusionaba ritmos caribeños como el mento y el calipso con el rhythm and blues estadounidense. En el corazón de esta transformación estuvieron los sound systems, plataformas móviles de música que no solo popularizaron el ska, sino que también redefinieron la producción y distribución musical en la isla. 

 

Los sound systems emergieron en Kingston durante los años 40 y 50 como respuesta a la limitada programación musical de las radios locales, que rara vez transmitían la música que resonaba con la población urbana.  

 

Empresarios visionarios como Clement «Coxsone» Dodd, Arthur «Duke» Reid y Cecil «Prince Buster» Campbell comenzaron a organizar fiestas callejeras, equipando camiones con generadores, tornamesas y potentes altavoces para reproducir discos de rhythm and blues importados de Estados Unidos. Estas fiestas se convirtieron rápidamente en el principal entretenimiento para las masas, eclipsando a las bandas en vivo y estableciendo una cultura musical única. 

 

La competencia feroz entre los operadores de sound systems por tener las canciones más exclusivas llevó a una evolución natural: la producción local de música. A medida que el acceso a nuevos discos estadounidenses se volvía limitado, estos pioneros comenzaron a grabar a artistas locales, dando origen al ska. Coxsone Dodd fundó Studio One y Duke Reid estableció Treasure Isle, estudios que se convirtieron en pilares de la música jamaicana.  

 

Estas instalaciones permitieron a productores y músicos experimentar y desarrollar un sonido distintivo, caracterizado por ritmos sincopados y secciones de vientos enérgicas. La necesidad de material fresco y exclusivo para los sound systems impulsó una producción musical prolífica y diversa. 

 

Antes de la aparición de los sound systems, la distribución musical en Jamaica era limitada y dependía en gran medida de las emisoras de radio y las ventas físicas de discos. Los sound systems cambiaron este paradigma al llevar la música directamente al público. Las grabaciones, inicialmente realizadas en acetatos conocidos como «dub plates», se reproducían exclusivamente en estas fiestas, creando una demanda inmediata entre los asistentes.  

 

El éxito de una canción en un sound system podía traducirse rápidamente en ventas de discos y en la popularidad del artista. Además, los operadores de sound systems a menudo actuaban como promotores y distribuidores, asegurando que la música llegara a una audiencia más amplia, incluso más allá de las fronteras jamaicanas. 

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