Hace diez años, Uruguay se convirtió en pionero mundial al regular la producción y el comercio de marihuana. La iniciativa buscaba reducir el tráfico ilegal y controlar el consumo. Sin embargo, recientes estudios y debates han puesto en duda la efectividad de esta política.
Un informe de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y la Junta Nacional de Drogas destaca que uno de los principales obstáculos es el registro obligatorio de usuarios, lo que dificulta el acceso al mercado legal de cannabis. Además, la escasez de farmacias que venden marihuana legalmente en todo el país agrava la situación.
Rosario Queirolo, socióloga de la UCU, describe el «mercado gris» como aquel donde el cannabis puede adquirirse tanto de manera legal como ilegal. Este mercado se divide en:
Gris claro: Distribución entre redes personales sin fines de lucro.
Gris estándar: Venta no legal con fines de lucro, como clubes cannábicos que venden excedentes.
Gris sombra: Desvíos no intencionados al mercado ilegal.
Gris oscuro: Producción legal con distribución ilegal.
Daniel Radio, secretario de la Junta Nacional de Drogas, ha sido crítico de la actual regulación. Según él, la política ha fracasado en controlar el mercado, y solo ha incrementado el precio del cannabis. Radio sugiere que el estricto registro de usuarios es innecesario y propone eliminarlo para facilitar el acceso.
Radio señala que para mejorar la situación, es crucial garantizar un buen precio, acceso a variedad de cannabis y puntos de venta accesibles. Aunque se ha aumentado el número de farmacias que venden cannabis, aún no se cubre todo el territorio nacional. Además, Radio menciona la importancia de permitir el acceso a turistas, cuestionando la actual prohibición de turismo cannábico.
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