Cultura Impar Por José Manuel Rueda Smithers “Quien dirige debe andar accionando bien la rienda, por lo que se recomienda educar, no hay forma de fracasar…” Poema Desactivar la pobreza José Hildebrando Rodríguez Por azares del destino, de pronto me encontré en las redes con una extraordinaria ponencia de la especialista en pedagogía Frida Díaz Barriga Arceo, de la UNAM, platicando a estudiantes de la Universidad Autónoma del Estado de México sobre el rol de las TIC en el futuro de la educación. En cada frase encontraba la necesidad de adentrarme más en el tema y saber cómo decir las cosas para que los gobiernos entiendan que la era moderna ya no se detiene, y que quienes deben actualizarse son los que realizan los planes de estudio. Y no hablo nada más de México, que sin duda está urgido de gente preparada al frente de la toma de decisiones, sino que me atrevo a señalar que es demanda obligada ya en todo el continente. Me consta que Canadá y Estados Unidos -y algunas escuelas de México- hacen esfuerzos dignos para preparar productos educativos útiles a todos los niveles, desde preescolar hasta postgrados. Y lo que preparan para los menores que apenas empezarán la aventura educativa es un esfuerzo que debe ser reconocido. Les interesa que encuentren el gusto por aprender y aprovechar las nuevas tecnologías. Me consta también que mucho de ese material, bien elaborado, sale de ciudades fronterizas de México hacia escuelas u oficinas encargadas de la educación, aunque no sé si les pagan por dichos materiales. La especialista universitaria señaló que frente al uso masivo de las tecnologías durante la pandemia de la COVID-19, el proceso educativo enfrenta el reto de formar mentes virtuales para el procesamiento eficaz de información, pero antes debe reducir la brecha digital y facilitar a la comunidad estudiantil el acceso a una computadora o dispositivos, así como a una conectividad de bajo costo. Entonces tocó un tema difícil de desarrollar, pero que está ahí, es real y se vive en el día a día: “para evitar el abandono escolar temporal o permanente por motivos socioeconómicos, generacionales e incluso de género, países de América Latina, como México, deben ayudar a las jóvenes generaciones para que puedan cursar clases a distancia con jornadas de hasta 12 horas”. ¡Uf!… ¿Se tienen las ganas, la infraestructura y la capacitación para eso? Fue una transmisión en vivo en las redes sociales de la Autónoma mexiquense, donde la experta en pedagogía detalló que entre las habilidades necesarias para formar una mente virtual -la cual se configuró a partir del reciente impacto de las tecnologías en la cotidianidad- destaca desarrollar, construir, procesar y reelaborar la información que se recibe durante el proceso de enseñanza-aprendizaje. Integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Díaz Barriga añadió que los modelos educativos digitales deberán atender el proceso emocional que experimenta la comunidad estudiantil, que en ocasiones puede sentirse desmotivada al no entender la clase por carecer de una figura inmediata y cercana que ofrezca una explicación. “El reto es que sea una excelente clase, que se entable la comunicación y se logre la comprensión, recordar la importante apertura emocional con el grupo, la colaboración, lo experiencial”. Vaya reto, que sea una excelente clase. Además de formar mentes virtuales, el modelo de educación en línea podría generar un fuerte sentido de la ética y seguridad respecto al contenido usado o emitido. Su conclusión fue lapidaria para países como México: “es prioritaria la capacitación docente en el manejo de las plataformas digitales, que cuentan con una diversidad de herramientas para hacer más dinámicas las clases, logrando que los estudiantes pongan atención y retengan los conocimientos”. No es sencillo dar clases, y menos cuando a los maestros se les exige lo que los planes de estudio no otorgan.
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