Redacción: Guicel Garrido
La historia del consumo de cannabis en México antes de la Revolución no cuenta con evidencia concreta. A pesar de ello, el consumo de cannabis era un problema significativo; algunos reportes sugieren que su uso estaba presente en ciertos sectores de la sociedad. Por ejemplo, se ha documentado que la prohibición de la marihuana en México en 1920, bajo el mandato de Venustiano Carranza, fue una respuesta a preocupaciones gubernamentales sobre su consumo. Durante el siglo XIX, el cannabis se integró en la medicina popular y las prácticas chamánicas, especialmente entre las curanderas conocidas como Marías o Juanas. También existen antecedentes que comentan que el consumo de la planta se extendió en las abundantes clases bajas mexicanas y de manera particularmente llamativa en al ámbito penitenciario, al igual que en las tropas del ejército.
El consumo de drogas en la Revolución aumentó debido al ambiente violento. La población enfrentaba años de emergencia social, lo que resultaba en una sedación constante. La planta, al igual que el aguardiente y el pulque, estaba al alcance, principalmente, de las clases desfavorecidas. Existen también varios corridos que datan de esa década donde se evidencia lo común que era ingerir la hierba.
La fuente primaria de su prohibición en México
El Diario de Debates del Congreso constituyente, donde se asentaban las discusiones que dieron vida a la Constitución política de 1917, relacionaba de manera explícita la marihuana con degeneración racial. Se construyeron las bases para el decreto con el que se prohibió la planta en 1920 porque, supuestamente, su consumo era un vicio que “degeneraba la raza”. Así ocurrió: Venustiano Carranza firmó el decreto con el que se prohibió la planta a nivel nacional, en marzo de 1920.
El decreto se tituló: “Disposiciones sobre el comercio de productos que pueden ser utilizados para fomentar vicios que degeneren la raza y sobre el cultivo de plantas que pueden ser empleadas con el mismo fin”. Aunque la realidad era distinta, pues las verdaderas preocupaciones de Carranza eran la imagen de decadencia social que reflejaba el consumo de cannabis. Se trataba de una normatividad que implicaba matices raciales que despreciaban lo indígena y clasistas, que rechazaban las prácticas en ambientes marginales.
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